Nos encantó quedarnos en Kuka & Naranjo. El lugar es hermoso, lleno de detalles, arte y naturaleza. Tiene una vibra súper tranquila y acogedora.
Los chilaquiles del desayuno estuvieron buenísimos, bien servidos y con mucho sabor. La habitación olía rico, estaba limpia y era súper cómoda para descansar.
Edgar, el recepcionista, fue muy amable y nos ayudó en todo momento. ¡Gracias!
La piscina se agradece muchísimo para el calor, y lo mejor es que todo queda cerquita: el centro está a unos 5 minutos caminando, y hay de todo alrededor, restaurantes, museos, tienditas, etc.
La única parte negativa fue que no tuvimos más tiempo para quedarnos más días ahí. ¡Nos hubiéramos quedado felices toda la semana!
Sin duda volveríamos.