Al llegar, veníamos agotados por el viaje y preguntamos si era posible hacer el check-in antes de la hora estipulada. Días antes incluso envié un correo solicitando esto mismo, pero nunca recibí respuesta. En recepción nos dijeron, sin mayor interés, que quizás podríamos ingresar a la habitación a las 14:00.
Nos llamó la atención que, mientras esperábamos, llegaron un par de parejas extranjeras que sí fueron atendidas con rapidez y recibieron sus habitaciones de inmediato. No pudimos evitar notar una diferencia en el trato, lo cual nos pareció muy injusto.
Cuando finalmente ingresamos a la habitación, si bien estaba limpia, presentaba claros signos de desgaste que deberían ser atendidos. Sin embargo, lo peor fue el ruido: prometen habitaciones insonorizadas, pero se escucha absolutamente todo, tanto desde el pasillo como desde la calle. Además, la ventana deja entrar toda la luz del día porque las cortinas son insuficientes. Dormir fue muy difícil.
El día de nuestra salida, como nuestro tren era tarde, llamé a las 9:00 a recepción para solicitar un late check-out. La persona que contestó fue borde y me dijo que llamara más tarde. Al volver a llamar, simplemente me dijeron que estaban “completos”, algo que sinceramente cuesta creer tratándose de un lunes de junio.
En resumen, la relación calidad-precio no existe. Nos fuimos con la sensación de haber sido mal atendidos y de haber recibido un trato muy desigual comparado con otros huéspedes.