Me gustó la ubicación, sobre todo después de descubrir el supermercado. La cama me pareció suficientemente cómoda, aunque me hubiera gustado que tuviese otro par de almohadas.
Sin embargo, mientras otras propiedades de ese estilo normalmente ofrecen café de cortesía para sus huéspedes y uno llega a una alacena llena de sal, azúcar, especias, etc., la cafetera no estaba provista ni de filtros, hay que comprar casi todo afuera: café, sal, azúcar, aceite para cocinar, etc. y como en el supermercado no venden cantidades pequeñas para una corta estancia, se desperdicia mucho.